martes, 6 de noviembre de 2012

Big girl, you are beautiful.

El título de la entrada debería haberos dado alguna pista sobre el sentido de lo que voy a escribir a continuación. Introducción a mi mayor debilidad y a mi mayor complejo: mi cuerpo.

Seguramente tenéis o habéis tenido la típica niña bajita, gorda y rara en vuestro colegio. En el mío, yo era esa niña.

A no ser que hayáis estado en una situación parecida, no tenéis ni una mínima idea de como te jode la existencia. He sido acosada por mi aspecto hasta los catorce años. Volver a casa y  llorar tumbada en la cama, pensando en todas esas palabras que tanto te hieren y que te persiguen, cada "gorda", cada "foca", cada "cerda". Cuando intentas escapar, huir, sus burlas se hacen más fuertes y sobre todo, más repetitivas. Te encierras en un bucle en el que todo el mundo está contra ti. Y piensas que nunca podrás cambiar.

Hasta que te das cuenta.

Una frase que escuché el otro día quedaría perfecta aquí: "No intentes cambiar el mundo, el te cambiará a ti."
Eso fue lo que me pasó, cambié.
Cambié esa comida tan rica y que tanto adoraba por agua, cubitos de hielo y tortas de arroz.
Cambié esas tardes leyendo con una manta por deportes varios, por sudadas, por muertes físicas que no sabía si iban a funcionar, pero yo seguía teniendo fe en que podría cambiar mi pasado cambiando mi futuro en el presente.
Después de seis meses con esta dieta, y recayendo muchas veces en esa comida que deseaba evitar, conseguí bajar dos tallas. Pero el espejo seguía y sigue diciendo lo mismo. Sigue recordándome con burla esos catorce años pasados, y sigue recordándome como no saldré del complejo hasta que muera.

Me gusta la comida. Cuando pruebo algo diferente y de buen sabor, soy feliz. 
Cuando termino de comerlo, no tan feliz.
Me siento frustrada e incapaz, y me siento, sobre todo, gorda.
He intentado vomitar varias veces, sin éxito. Cada vez que me meto los dedos, lo más al fondo posible siento las arcadas y espero a ver salir toda la comida, pero me quedo sin nada. Soy incapaz,  y de haber sido capaz, ahora mismo estaría en medio de un trastorno alimenticio.

Después probé con dejar de comer. Estuve un tiempo, pero es extremadamente difícil dejar de comer completamente sin que nadie lo note. Ahora mismo, como lo mínimo posible y con el mínimo de calorías, pero el sabor me gana, y recaigo, y recaigo...

En la actualidad, estoy ahorrando para comprar pastillas adelgazantes, o aquellas que quitan el hambre. Creo que es la mejor opción, no la más barata, pero la mejor, y espero que funcionen...

Nunca seré lo suficientemente delgada. Y este es mi problema.

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